miércoles, 25 de julio de 2007

SI YO TUVIERA UN GLACIAR




Nos puede la condena veraniega, la justicia del Sol y las pesadas marcas del pasado, se vuelven pastosas como nuestro cerebro. Si tuviera alas viviría en Noruega y rastrearía los fiordos en busca de presas, con la calma fría del mar del Norte.

Detesto las horas lentas del día sureño, de este país medio desértico que me margina en su calenturiento lecho. Si yo tuviera un glaciar lo escurriría poco a poco entre mis juegos, entre la dicha de tener un mundo nuevo que me da alegría y aliento; lo guardaría miles de años junto a mi cuerpo.

Con el calor, no puedo...

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